Es la segunda
embarcación más antigua del mundo en condiciones de navegar. Nació en 1886 y
estuvo pudriéndose en las profundidades del Río Luján hasta que un platense,
amante del agua la rescató, la restauró hace 21 años y la transformó en su casa
Por CLARISA INES
FERNANDEZ
Amarrado en el Canal Saladero del Puerto La Plata , el velero Goleta
Gringo se erige entre la vegetación del monte como una prueba viviente de que
la historia respira en el presente. Sus 36 metros de eslora, que
allá por 1900 transportaron carbón e inmigrantes, hoy son el hogar de Fernando
Zuccaro, un platense enamorado de los barcos que hace 20 años sacó ese casco
podrido de las profundidades del Río Luján, lo restauró y lo transformó en su
hogar.
CON EL ALMA EN EL TIMON
Fernando es un platense de 53 años que lleva
el amor por el agua en la sangre. Cuando iba a la primaria armó junto a dos
amigos una balsa con las partes de una cama y cuatro cubiertas infladas. Quería
a Uruguay cruzando el río pero no avanzaron más que un par de metros. En el
´92, Fernando, más conocido como “el ruso”, “el gringo” o “el canario”, se
subió a un barco y se fue navegando a vela hasta Europa. Estuvo 72 días en el
océano, dos años en Francia y en el País Vasco. “Después fui a Irlanda y tuve
que volver, porque agarré mal tiempo y el barco no me daba para seguir”,
recuerda el Gringo.
El Gringo ama los veleros: “pero velero,
velero, de pura sangre”, explica. Por eso cuando se vino de Europa empezó a
buscar uno que le permitiera vivir la vida que más le gusta: ir de puerto en
puerto, rodeado de naturaleza, frutales y la tranquilidad del agua. Dos amigos
veteranos del río le aconsejaron que busque al Favorito San Antonio o el Pegli,
dos cascos de veleros antiguos con los que iba a poder navegar. Fernando
recorrió todo el litoral hasta Corrientes buscando el Pegli, guiado por las
referencias que le iban dando los areneros. Hasta que alguien lo llevó al Río
Luján, en el Tigre, y le mostró cómo salía de la superficie lo que parecía ser
la parte superior de una vela. Entusiasmado, el Canario se zambulló en las
aguas marrones y descubrió que se trataba del mismísimo Pegli que tanto había
buscado.
EL VELERO DE LAS MIL VIDAS
Cuando Fernando encontró el casco del Pegli
tenía 37 años y mucha energía. pero sólo unas monedas para arreglarlo. Durante
tres años recurrió a sus habilidades de cantautor -su propia denominación de
autodidacta-: recorrió talleres de carpintería y herrería cebando mate a los
trabajadores para que le enseñen lo que sabían. Lo demás lo fue aprendiendo de
libros, de prueba y error.
El Astillero
Río Santiago fue su segundo hogar mientras restauraba el Pegli: “yo vivía adentro del barco, que estaba en
tierra dentro de Astilleros. Ellos me dieron una mano bárbara, igual que la Armada ”, cuenta. Los
aprendizajes de cantautor rindieron sus frutos y el Gringo reconstruyó
artesanalmente toda la carpintería del velero. Hasta fundió el hierro para
hacer la salamandra que hoy decora el centro del living.
EL ORGULLOSO PATRÓN DEL GOLETA GRINGO |
Cuando empezó con semejante empresa a
Fernando lo rebautizaron como el “gringo loco”. Con el tiempo el velero tomó
forma y empezaron a sacarle el “loco”: le quedó Gringo. Así nació el Goleta
Gringo, el segundo velero más antiguo del mundo en condiciones de navegar,
según los registros del Museo Naval de Nueva York. A él le gusta el nombre,
aunque dice que decantó solo, porque él le iba a poner Aquiles, como se llamaba
su abuelo y uno de sus hijos.
Es que Fernando es un amante de la historia y
las tradiciones, y cuando empezó a recibir visitas y llamados de antiguos
navegantes su satisfacción no tuvo límites. “Después de que se empezó a
difundir la noticia del Goleta, un día aparecieron tres señores que habían sido
marineros de este barco. Uno de ellos, Fausto, lo navegó cuando era chico con
sus papá, que era el capitán”, recuerda Fernando. El Goleta, antes de ser Pegli
se llamó Luigino Palma: nació en 1886 y navegó el Atlántico de pe a pa. En
Argentina se matriculó con el nº 45 en el año 1934, un año después de la
creación de la Marina.
GOLETA FOR EXPORT
Hoy, la Goleta Gringo es
visitada por estudiantes nacionales y extranjeros, por canales de televisión y
por publicistas. El paisaje natural resultó atractivo tanto para la National Geographic
como para Gancia, la revista Vogue y otras marcas que aprovecharon la mística
del río para sus publicidades. También hace viajes a Colonia o a otras
latitudes, aprovechando los trece camarotes del subsuelo del velero, y el
equipamiento de cocina y living.
Separadas de la propuesta turística están las
habitaciones de Fernando y Bárbara, la cocina, el baño y el lavadero particular
de la familia. “El mejor socio que tengo
es el óxido, que no se toma días feriados y trabaja todo el tiempo”, se ríe
Fernando. Es que no es fácil mantener el velero en condiciones, y el Gringo
admite estar cansado de algunas cosas, como el acarreo de bolsas y el rutinario
trabajo de mantenimiento. Sin embargo, reafirma su elección de vida como
navegante de puerto en puerto. “
FAMILIA EN PLENO: FERNANDO, AQUILES, BÁRBARA Y EL PEQUEÑO JUAN EN EL LIVING DEL GOLETA leyenda |
Al Canario le gustaría volver a hacer el
viaje a Europa en el Goleta con toda su familia, ver el poniente y la salida
del sol, el momento en el que se “esconden las brujas de la noche”. Para él, su
velero todavía no está terminado, aun falta mucho aceite por cambiar, clavos
por reemplazar y pintura por restaurar. Sin embargo el Goleta Gringo parece
sonreír al sol, entre el verde del monte y el marrón del río, transpirando
historias que atraviesan sus paredes míticas y rezándole a Stella Maris, la Patrona del Mar, para que
lo proteja y no lo deje volver nunca más a las profundidades. (Leer más en http://www.eldia.com.ar/edis/20131102/Goleta-Gringo-velero-desafio-tiempo-informaciongeneral3.htm)
FELICITACIONES .BIEN AHI
ResponderEliminarfelicitaciones !!!
ResponderEliminarLINDO
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ResponderEliminarMe encantó la historia del "Gringo" !..