EDITOR RESPONSABLE: Lic. Raúl Corzo

sábado, 21 de julio de 2012

ZARPAN CORSARIOS DESDE ENSENADA DEL BARRAGÁN

Fragata La Argentina . Pintura de Emilio Biggeri
Mientras se desarrollaba la Guerra de Independencia los nuevos gobiernos independientes trataban de dañar el comercio marítimo de la Corona española y difundir la guerra en los territorios dominados aún por los españoles. Para ello, se valieron del corso marítimo, que permitía armar bajo su bandera a buques privados y atacar barcos realistas sin comprometer demasiados recursos del Estado en la empresa. 

La guerra de corso era entonces considerada una forma legítima de guerrear y muchos corsarios estadounidenses basados en Baltimore que participaron en la guerra entre su país y el Reino Unido entre 1812 y 1814, obtuvieron luego patente de corso en Buenos Aires. El contrato entre los corsarios y el Estado se llamaba patente de corso, recibiendo los primeros derechos de atacar, apresar, saquear o destruir buques de bandera enemiga, quedándose con una parte de botín obtenido.

Capitán Hipólito Buchard
El 15 de mayo de 1817 el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Puyrredón, expidió el Reglamento Provisional para el Corso, que especificaba la situación legal de los corsarios bajo bandera argentina.

Art. 1. El Gobierno concederá patente de corso á todo individuo que solicite armar algún buque contra bandera enemiga, previa la fianza que estime conveniente ante la Comisaria de Marina, explicando en la instancia la clase de embarcación que tuviese destinada, su porte, armas, pertrechos, y gente de dotación.

Art. 2. Concedido el permiso para armar en corso, facilitará el Comandante de Marina la pronta habilitación del buque por todos los medios que dependan de sus facultades, consintiéndole reciba toda la gente que quisiere á escepcion de la que estuviere nombrada para servicio del Estado, ó actualmente en él. (…)

Art. 3. Los oficiales de los buques corsarios quedan bajo la protección de las leyes del Estado, y gozaran aunque sean estranjeros de los privilegios e inmunidades, que cualquier ciudadano americano mientras permanezca en servicio. (…)

El capitán Hipólito Bouchard junto a su armador, Vicente Anastasio de Echevarría, decidieron realizar un campaña de corso utilizando la fragata La Consecuencia, a la que cambiaron el nombre por LA ARGENTINA Esta fragata contaba con un importante tamaño: 464 toneladas de desplazamiento y 100 metros de quilla, por lo que su armado resultaba costoso. Echevarría adquirió 34 piezas de artillería, 18 cañones de a ocho y 16 carronadas de a doce, y contrató a carpinteros experimentados para que las emplazaran. 

Bouchard pidió la colaboración del Gobierno rioplatense, mediante una fianza de Juan José de Sarratea. El Estado aportó 4 cañones de bronce y 12 de hierro, 128 fusiles, 800 balas de cañón de a doce y 900 de a ocho. La embarcación contaba, además, con 3.000 balas de a veinticuatro, que al no poder ser utilizadas en combate servían de lastre, junto a 300 lingotes. No fue posible conseguir ni pistolas ni sables de abordaje, que eran esenciales para los combates a corta distancia. Bouchard le pidió al Gobierno que le entregara, al menos, 40 sables de caballería, pero el depósito ni siquiera contaba con esa cantidad. 
Fragata Libertad, buque escuela de la Armada Argentina


El ministro de Guerra y Marina, Matías Irigoyen, consiguió la entrega de seis quintales de plomo de las reservas del Estado, ya que no había podido encontrarlos en la ciudad. Por último, se instalaron dos hornallas a bordo, para calentar las balas encadenadas utilizadas para romper los mástiles e incendiar el velamen de las presas.

El 27 de junio de 1817 Bouchard y Echevarría obtuvieron la patente de corso Nº 116, expedida por el director supremo Pueyrredón. 

El 9 de julio de 1817 (primer aniversario de la declaración de la Independencia Argentina), la fragata La Argentina zarpó desde la Ensenada de Barragán para cumplir un crucero de corso por todos los mares del mundo que habría de durar dos años, .llevando una patente extendida por 16 meses a contar desde el momento de su zarpada.

Este viaje es simbólicamente celebrado en cada vuelta al mundo que hoy da el Buque Escuela Fragata LIBERTAD, emblemática embarcación construida en el Astillero Río Santiago