El 12 de marzo de 2008, a los 97 años, falleció en la ciudad de Buenos Aires Enrique Carranza, más conocido en el Astillero Río Santiago como “el Capitán Carranza” o "el viejo Carranza".
Egresó primero de la promoción 18 ingenieros de la Escuela Naval Militar “Río Santiago” y en 1963 fue designado titular de Astilleros y Fábricas Navales del Estado (AFNE), cuando el sector era apenas incipiente y los astilleros eran pequeños varaderos dispersos a la vera del río Paraná.
Ejerció la presidencia desde 1963 hasta 1976, y posteriormente lo hizo desde 1984 a 1986.
Inédito para una empresa estatal en
la Argentina. Se destacó por su dedicación, austeridad y
honestidad en todo lo concerniente al manejo de la empresa con la gran ventaja
que, por su experiencia en el cargo, nada era nuevo para él y tenía un conocimiento
total de la mayoría del personal de planta.
Durante los 16 años de gestión del capitán –en su
primera etapa- se firmaron contratos y se construyeron más de 40 buques. De esa
cantidad, seis fueron para la Armada, destacándose la fragata ARA Libertad –aún
hoy embajadora por los mares del mundo- y el destructor Santísima Trinidad,
único buque construido en el país propulsado con turbinas de gas y considerado
por los propios diseñadores (Inglaterra) mejor que los construidos en sus
propios astilleros; 17 buques para la empresa ELMA y petroleros para YPF -los más grandes de Argentina-, y también se construyeron
embarcaciones para armadores privados. La evaluación del período expresa que la producción media fue 2,5
buques por año, de gran porte y alta complejidad, lo que era un valor razonable
para el país en esa época.
SECTOR METALMECÁNICA
Se dotó al astillero de tres centros de mecanizado
que en su época era lo más avanzado del mundo. Los ingenieros recibían
capacitación en Japón, Reino Unido y Suiza entre otros países.
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Foto del conjunto de trabajadores del ARS en la Grada. Realizada durante el período de Enrique Carranza |
En el área de construcciones mecánicas se firmaron
contratos de licencias para construir motores diésel de gran potencia para
propulsar buques y para centrales térmicas. Todos los buques construidos en la
Argentina en ese período por diferentes astilleros (Astarsa, Alianza, Mengui)
amén de los propios, fueron propulsados por motores AFNE.
Para el área ferroviaria se hicieron locomotoras,
booguies para vagones, cruces de vías, compuertas para represas y centrales
termoeléctricas.
Carranza, desde su situación de liderazgo en esta actividad, alentó al crecimiento y desarrollo de las empresas existentes así como también la creación de nuevas plantas industriales, entre las que se destacaron Astillero Príncipe Menghi y Penco, Alianza, Sanym y Astarsa, entre otras firmas. En este período la actividad se había consolidado entre las mejores del mundo.
Carranza, desde su situación de liderazgo en esta actividad, alentó al crecimiento y desarrollo de las empresas existentes así como también la creación de nuevas plantas industriales, entre las que se destacaron Astillero Príncipe Menghi y Penco, Alianza, Sanym y Astarsa, entre otras firmas. En este período la actividad se había consolidado entre las mejores del mundo.
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Ingeniero Huergo e Ingeniero Silveyra, petroleros realizados para YPF durante la presidencia de Carranza. Los buques más grandes que construidos por Astillero Río Santiago |
OTROS LAUROS
Fue miembro del Consejo de Regencia del ITBA (1958-82),
presidente del Instituto Panamericano de Ingeniería Naval (1969-73), del
American Bureau of Shipping (1966-82), del Instituto de Estudios de la Marina Iberoamericana
(1966-82) y de la Fundación Argentina de Estudios Marítimos (1970-82). En 1970
fue designado "Hombre del Año" por su acción en favor del desarrollo
naviero. Escribió artículos y textos escolares, entre ellos «La industria Naval
Argentina» (1968). Los medios especializados de la época lo mencionaban como
“el padre de la industria naval argentina.
En los años posteriores al gobierno de Juan Domingo
Perón, el capitán Carranza fue designado Comisionado Municipal de La Plata y de Ensenada, que aún
no había conseguido su autonomía comunal. Quienes lo conocieron en el desempeño
de ese cargo, lo recuerdan como un funcionario austero y eficiente que, en su
convicción de que el ejemplo era la mejor prédica, donaba a un fondo de ayuda a
los trabajadores municipales el sueldo de intendente y sustentaba a su familia
con su remuneración de marino.
Un visionario
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