En 1956 ocupábamos una extensión de 104
hectáreas y ya poseíamos una superficie cubierta de 76
000 metros cuadrados , pero todavía eran tiempos épicos para el Astillero Nuevo de Ensenada.
Por citar algunos ejemplos, aún se hallaban pendientes parte de la construcción
del taller de Mecánica, los túneles de tubería, la iluminación perimetral, la
pavimentación de muelles, dragados y rellenos.
En ese entonces se nos había encomendado la construcción
de tres cargueros costeros de 5.000 TPB para FANU (Flota Argentina de
Navegación de Ultramar). En 1957 se entregó a la Armada Argentina la fragata
ARA “Azopardo”, a la par se avanzaba la construcción de su símil, el ARA
“Piedrabuena”, del motovelero fragata “Libertad” y del barco transporte de
pasajeros “Ciudad de Paraná”.
Además, se había emprendido la labor de
retransformar el “Gasestado” en el buque oceanográfico “Capitán Cánepa” y se
construía una serie barcazas tanque de empuje para la Administración General de
Transporte Fluvial. Los 1.128 operarios afectados en ese entonces a la
producción, más los 272 técnicos y administrativos, sumados los 96 aprendices, no
daban abasto ante el vigoroso impulso de la actividad naval, no sólo en nuestra
planta sino en el país, que ansiaba renovar el potencial naviero argentino.
Los requerimientos de trabajo planteaban la rápida
incorporación de personal tanto técnico como obrero y para ello se formaban
jóvenes, empleando las capacidades de la Escuela de Aprendices de la Base Naval de Río
Santiago, la Escuela
de Especialidades existente en el mismo Astillero y las escuelas técnicas
públicas de la zona, pero nunca fue un proceso fácil y expeditivo la formación
de trabajadores navales idóneos.
Como era lógico el “cuello de botella” se resolvía
redoblando los esfuerzos del plantel existente; y los trabajos salían, en
tiempo y forma, a fuerza de excelencia en el trabajo y amor al oficio. Tamaño
esfuerzo debía ser reconocido de algún modo y las autoridades decidieron que la madrina de una de las
embarcaciones botadas ese año sería la esposa del operario más antiguo de la
planta. Tamaño honor recayó sobre Ana Leis, esposa del Supervisor de
Mantenimiento Roberto Emilio Antonini y ella bautizó a nuestra Construcción nº 9, la A.G .T.F.
1280, botada el 19 de septiembre de 1957.
Nos
imaginamos la emoción de nuestros compañeros esa mañana de primavera cuando el
lugar que habitualmente ocupan las Primeras Damas o las esposas de ministros o
empresarios armadores, era orgullosamente desempeñado por una representante de
las familias de los trabajadores.
(Fuente: Una Madrina Singular, Un Sentimiento llamado Astillero,
Cap. III, Raúl A. Corzo)
Mi bisabuela y mi bisabuelo Emilio antonini, gracias!!!
ResponderEliminarGracias Raúl.........era mi abuela paterna........!!!!!.
ResponderEliminarYo y mi hermano Víctor , somos tercera generación , en el ARS