EDITOR RESPONSABLE: Lic. Raúl Corzo

miércoles, 23 de abril de 2014

Hipótesis oficial de conflicto: tensión máxima en el río Paraná

Para el Gobierno, el próximo gran conflicto que deberá sufrir la Argentina tendrá a las aguas del río Paraná como protagonista. Los costos de los fletes, en aumento constante, agravarán la ecuación económica de las multinacionales dedicadas a la economía extractiva de cereales, oleaginosas y mineral de hierro de las ricas regiones productivas brasileña, paraguaya, boliviana y argentina, y estresarán al máximo la navegación por la hidrovía Paraná-Paraguay.
Así, el Gobierno deberá, en el tiempo que le resta, no sólo mantener firme su reclamo sobre Malvinas, sino cuidar el nuevo frente generado por un "hito significativo" como la resolución 1108, firmada por el actual subsecretario de Puertos y Vías Navegables, Horacio Tettamanti, que desnudó hasta qué punto aquellos intereses foráneos crecieron sobre una plataforma netamente argentina sin interesarse en ningún momento por el desarrollo productivo nacional.
Al menos, en estos términos lo planteó Tettamanti, autoproclamado vocero de esta nueva hipótesis de confrontación regional en un almuerzo organizado por el tradicional Timón Club. Allí, donde prefectos, capitanes y almirantes se mezclaban con armadores nacionales, Tettamanti agitó los viejos y fantasmagóricos harapos de una crisis con Brasil.
Y mientras responsabilizó "al camión" por el alto precio de la leche en Comodoro Rivadavia y desautorizó al ministro de Economía por su política de precios ("No hay táctica de precios que resuelva un problema estratégico" como la política de transporte), el histriónico Tettamanti se insufló de oratoria y defenestró todo lo que pudo al Mercosur, al advertir la tendencia a "multilateralizar la soberanía del río Paraná" y que "la hidrovía será un teatro de conflicto y de tensión de modelos políticos".
En una imaginaria Triple Alianza invertida, colocó a los intereses productivos, navieros y portuarios de Brasil, Paraguay y Uruguay, respectivamente, como una amenaza.
Fustigó de nuevo a Uruguay ("Alguien los llevó a pensar que pueden ser un hub logístico con el fantasioso proyecto de Rocha, y que la Argentina se volverá mediterránea"); atacó a Paraguay por recostarse en Nueva Palmira; defendió su política de "obligar al cabotaje" a operar en puertos argentinos, y desnudó las presiones de navieras como Maersk y Hamburg Süd, que sólo buscan "maximizar su renta" y someten a la hidrovía a la "logística extractiva".
Invocó el "patriotismo" del auditorio para que, luego de digerir su proclama, apoye el arma mágica: su proyecto de ley de marina mercante e industria naval. No tiene consenso en absoluto. Y eso lo preocupa. Es su carta para lanzarse a lo que más anhela: ser intendente de Mar del Plata. Los aplausos fueron tibio

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