Ese agobiante 31 de enero de 2003 en que botamos al granelero
Alpina (Construcción nº 70) los integrantes del Astillero demostramos una vez más cómo, con
trabajo y dedicación, se puede sacar adelante una firma de renombre
internacional que en plena crisis corrió riesgo de desaparecer.
El constructor alemán y financista de la empresa que encargó el barco, Uwe Nüsse, antes de que su esposa Ilse cumpliera el rito de estrellar una botella de champagne sobre el multipropósito, señaló que Río Santiago tiene "la misma capacidad productiva que los mejores astilleros del mundo".
El "Alpina" era un
buque granelero de 13, 30 metros de puntal, 27 metros de manga, 165, 5 de largo y un porte bruto de 27.000
toneladas. Fue el segundo de una serie de cinco que podría no haberse
concretado.
El primero había sido el Calanda (ex Argentine Confidence)
cuyo contrato había sido rescindido por Milantic S.A. por una supuesta “baja calidad en la construcción y atraso de
la entrega del buque”; que además desistió de comenzar el otro navío
similar, el “Orange Confidence” (rebautizado luego Alpina).
Un vocero de la consultora japonesa
NKK (Nippon Kadi Kyokai), empresa a cargo del control de calidad de la
construcción elegida por el mismo armador, despejó por entonces toda duda al
declarar que “ las afirmaciones de la
compañía holandesa carecían de veracidad” (El Día,
14.01.1999)
UN RESFRÍO EN TAILANDIA, UN ESTORNUDO EN ARGENTINA
En realidad, debido a la crisis
asiática de 1997 habían caído los precios internacionales de los granos,
lo que influyó en la baja de los costos de los fletes y la depreciación de los barcos. Así que el
armador buscaba renegociar (a la baja, por supuesto) el precio de construcción del navío que
había sido estipulado, en su momento, en 18 millones de dólares.
Con la cancelación de los dos únicos contratos vigentes en el Astillero Río Santiago, la compañía holandesa nos hundía en una grave situación. Así conocimos, y sin salir de Ensenada, las consecuencias para los trabajadores de la Globalización económica.
Los trabajos no perdieron
continuidad gracias a la decisión política del gobierno nacional y provincial de sostener las
garantías que avalaban la construcción simultánea de más de un buque destinado
a la exportación.
El esfuerzo y capacidad de las y los trabajadores, técnicos y profesionales del Astillero Río Santiago hizo todo lo demás.
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